Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) es la principal batalla en la lucha contra el efecto invernadero, si bien este gas es el que menos Poder de Calentamiento Global tiene (1), es el más abundante y puede permanecer en la atmósfera hasta 100 años, generando problemas y daños sobre los ecosistemas y la biodiversidad.
La consecuencia principal del cambio climático es la acción humana, haciendo que los efectos de este sean cada vez más notables en el planeta. Cada año se emiten a la atmósfera más de 36.000 millones de toneladas de CO2 y todas las predicciones apuntan a que esta cifra no va a mejorar. Según un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), durante el 2018 el mundo batió todos los records registrados en la historia respecto a la concentración de CO2 en la atmósfera, alcanzando 407,8 partes por millón (ppm), suponiendo casi un 47% más que en el año 1750.
La mayor parte de la contaminación procede de la actividad humana, por ende, habrá países con mayor Huella de Carbono que otros, especialmente aquellos en donde hay más habitantes e industrias y por supuesto, no hay muchos controles ambientales, es por esto que no nos sorprende que China, Estados Unidos e India lideren la lista de los más contaminantes. A China, por ejemplo, se le atribuye el 30% de todas las emisiones mundiales y a Estados Unidos el 14%.
¿Cuáles son los 10 países más contaminantes?
Dejar de emitir gases de efecto invernadero no es una opción para la sociedad capitalista, por lo menos no de una manera tan drástica como se necesita. En la actualidad, toda acción climática pasa por los planes de cada país para cumplir con el objetivo del Acuerdo de París, en donde el objetivo es que la temperatura no pase de los 2ºC y limitar el aumento hasta 1,5ºC, en donde los compromisos de algunos países están lejos de lo que se necesita, de hecho Estados Unidos salió oficialmente de dicho acuerdo.
En España, según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), en el año 2020 en el inventario de las emisiones de los Gases de Efecto Invernadero, éstas descendieron por primera vez por debajo del nivel de 1990 en un 6,4%, a causa del COVID-19 y al aumento de la generación eléctrica renovable, la caída del carbón y las limitaciones de actividad y movilidad por la pandemia.
Actualmente, algunos países están anunciando planes ambiciosos para reducir sus emisiones y descarbonizar sus economías, como por ejemplo Irlanda que incluye acciones como el transporte, la agricultura y la electricidad; adaptando las viviendas para que sean más eficientes energéticamente y solo comprando autobuses diésel para las ciudades. En el Reino Unido, el gobierno se comprometió a cero emisiones netas de GEI para el 2050 y plantar 11 millones de árboles para este año 2022, mientras que Chile cerrará todas sus plantas de energía de carbón dentro de 21 años.
“Ahora es el momento de actuar, de aquí a 2030 podemos reducir las emisiones a la mitad” son las palabras del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), destacando que aunque en los últimos 10 años las emisiones medias anuales de GEI a escala global han sido las más altas de la historia de la humanidad, este ritmo ha ido disminuyendo y la única forma de lograr este objetivo es mediante la concientización y el desarrollo de actividades sostenibles, ya que si éstas emisiones no se reducen de una manera significativa y de forma inmediata, limitar el calentamiento global estaría fuera de nuestro alcance y causará daños irreparables a nuestro planeta y futuras generaciones.